11 de septiembre de 2010

Mitos sobre el origen del Pueblo Cañari

Plaza Cañari

La tradición oral nos cuenta los mitos de origen de los cañaris, los investigadores e historiadores coinciden en el relato del mito de las guacamayas y el mito de la serpiente.

Mito de las guacamayas
El mito cuenta que durante un diluvio producido en Cañaribamba, todos sus pobladores se ahogaron, salvo dos hermanos que arribaron hasta lo alto del cerro Huacayñán y se salvaron. Una vez acabada la tempestad, los hermanos sintieron hambre, hecho que los obligó a salir y recoger comida en los cerros y los valles, pero cuando se acabó el alimento pasaron hambre. Un día, tras haber regresado de buscar comida, encontraron sustento para comer y beber, sin saber quien lo había llevado hasta allí; este suceso se repitió durante días. Ante esto, el mayor de los hermanos decidió esconderse para mirar quien les abastecía; y así descubrió a dos hermosas guacamayas con rostro de mujer, pero al intentar comunicarse con ellas, las aves salieron volando. Cristóbal de Molina relata que el hermano menor, enojado por el acto de su hermano, decide quedarse a esperar el retorno de las guacamayas. Al tercer día, las aves volvieron y el hermano menor aprovechó para arremeterse contra ellas, pero la guacamaya mayor huyó dejando a la menor. Esta última, se quedó y se casó con el hermano menor, tuvo seis hijos, tres hombres y tres mujeres, estos descendientes se repartieron por Cañaribamba y se convirtieron en los progenitores del pueblo cañari.

Mito de la serpiente o leoquina


Laguna de Culebrillas

Por otra parte, el mito de la serpiente cuenta que el pueblo cañari desciende de una gran culebra, la cual luego de procrear a los cañaris entró en una laguna y desapareció. Debido a esto se la denomina Leoquina, que en lenguaje cañari significa serpiente escondida en la laguna.

La laguna en la cual se sumergió la serpiente es desconocida, se mencionan cuatro de ellas: la laguna de Culebrillas en el cantón Cañar, Jacarín en el cantón Déleg, la laguna de Buza en el cantón San Fernando y la del Sígsig en el sur Oriente de la provincia del Azuay. De esta manera, creyendo que su origen se hallaba en mencionado animal, los cañaris convirtieron a la culebra en divinidad, en su tótem.

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